Reconocer Nuestras Propias Necesidades como Cuidadores.
La labor de cuidar y guiar a niños es una responsabilidad colosal que demanda mucho a nivel emocional, físico y mental. Sin embargo, para ejercer esta función de manera óptima, es esencial que los cuidadores se reconozcan a sí mismos como individuos con necesidades propias. Evaluar y atender nuestras propias demandas y sentimientos no es un acto egoísta, sino una necesidad primordial. Un cuidador agotado, estresado o emocionalmente desequilibrado puede encontrar dificultades para interpretar y manejar las conductas de los niños. Por el contrario, un cuidador que se siente escuchado, valorado y atendido está en una mejor posición para ofrecer un cuidado comprensivo y empático. Por lo tanto, es vital que los cuidadores desarrollen la auto conciencia y se otorguen el permiso para buscar y satisfacer sus propias necesidades, ya que de esta salud personal surge la capacidad de nutrir y guiar a otros.